viernes, 5 de agosto de 2016

La Comunidad Autónoma de Andalucía: Antecedentes histórico-culturales

1. ANTECEDENTES HISTÓRICO-CULTURALES DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE ANDALUCÍA

Políticamente, Andalucía está compuesta por ocho provincias: Almería, Granada, Jaén, Málaga, Córdoba. Sevilla, Cádiz y Huelva.

1.1.PREHISTORIA - TARTESSOS

Las ciencias auxiliares de la historia, establece  que los primeros poblamientos de los que podemos tener conocimiento en el territorio andaluz, datan del Paleolítico, en concreto el denominado “Hombre de Orce”, pudiendo afirmar que perteneció al grupo de homínidos que accedió desde África al territorio que hoy conocemos con el nombre de Europa.

De esta etapa del desarrollo humano datan las pinturas de La Pileta (Ronda) y Nerja (Málaga).

Durante el Neolítico, aproximadamente en el año 10.000 a.C.las condiciones climáticas favorecieron el asentamiento humano, con la aparición de la agricultura. De este periodo son los restos encontrados en  la Carigüela de Piñar (Granada) o en la provincia de Córdoba, concretamente en la Cueva de los Murciélagos de  Zueros.

Posteriormente, en la denominada Edad de los Metales, que se estructura en Edad del Cobre (3.000 a.C.) y en Edad del Bronce ( 2.000 a. C), se desarrollan en Andalucía importantes culturas prehistóricas como  la del Vaso Campaniforme, desarrollada en torno al Valle del Guadalquivir o la de los  sepulcros cupuliformes de los Millares en Almería, Cueva de la Pastora (Sevilla), Cueva de la Menga (Málaga), que ponen de manifiesto la existencia de una organización social, o la extraordinaria cultura del Argar (Almería) en la que los poblados se estructuran por medio de trazados no circulares y en la que se detectan signos de especialización económica.

La necesidad de encontrar metales, trae a las costas andaluzas, aproximadamente en el año 1000 a. C. a los pueblos fenicios y griegos. La integración de éstos con los pobladores andaluces, da lugar al nacimiento de la cultura tartésica, como organismo socio-político que aglutinó en forma de Estado antiguo a  las formaciones humanas de Andalucía.

En su organización política, adopta  forma de Monarquía (alguno de sus monarcas fueron Gárgoris, Habis y Argantonio) y económicamente alcanza  una gran proyección económica en todo el Mediterráneo.

A la civilización tartésica pertenecen los  yacimientos arqueológicos de Mesa de Asta (Jerez), los del Cerro del Carambolo (Sevilla) y  Cabezo de la Joya (Huelva).
De la evolución en su tratamiento del metal,  deja constancia la perfección  que pone de manifiesto el Tesoro del Carambolo.

El declive de la civilización tartésica  se inicia con la victoria definitiva en la Batalla de Alalia (535 a..C.), de la alianza púnica-etrusca sobre el poderío focense, y que convertirá a Cartago en dueño absoluto del Mediterráneo Occidental, estrecho y parte del Atlántico.


Tras la destrucción dela civilización tartéssica por los cartagineses,  se inicia el período conocido como “cultura ibérica”, herederos de los antiguos tartessos en cuanto se refiere a la utilización del hierro, agricultura y ganadería. Como aquellos, estaban organizados bajo la forma política de la  monarquía.

Entre estos pueblos destacan los Turdetanos, (valle del medio y bajo Guadalquivir), los Bastetanos ( Granada y Málaga), Oretanos ( Jaén y Córdoba), Celtas (Huelva), Libio-fenicios (Cádiz y Málaga) y Bástulos (Almería).


Cartagineses y romanos mantuvieron una rivalidad  durante decenios por hacerse con el dominio del área mediterránea

Durante el Siglo III a. C  (aproximadamente en el  241 a.C.) los cartagineses pierden el control sobre sus principales posiciones en el Mediterráneo. Ello condiciona la aparición de revueltas entre los pueblos íberos, que son sofocados, aunque no de forma definitiva,. en el 237 a.C.  por Almicar Barca que realiza su desembarco en Cádiz.
Tras numerosas ofensivas, Roma derrota al pueblo cartaginés en las batallas de Baecula (Bailén), Aurgi (Jaén) e Ilipa (Alcalá del Río), bajo el mando de Escipión, fundador de Itálica (Santiponce), como primera colonia romana en España.

Con la llegada de la cultura romana a Andalucía, ésta se integró como provincia del Imperio. Augusto reordena la organización administrativa del mismo, convirtiéndose, Andalucía, en la provincia de la Bética, con capital en Córdoba, organizándose el territorio en cuatro “conventos jurídicos”.

La integración andaluza en el mundo romano se plasma en la asunción de las formas de vida romanas por parte de los habitantes de la Bética, prueba de ello es  la existencia de emperadores romanos como Trajano o Adriano, ambos nacidos en ella, y en el desarrollo social y económico que alcanza nuestro territorio en esa época. Especial trascendencia tienen la red de comunicaciones, la explotación agrícola y la cultura.

A partir del  S. V  los pueblos germánicos  invaden la península Ibérica, llevando a cabo un reparto de territorio. Los vándalos silingos ocupan la Bética, de la que serán expulsados por los visigodos, como aliados del Imperio romano.

Tras la instauración del dominio bizantino, éstos son expulsados por el rey Suintila en el año 625, que implanta el dominio visigodo hasta la derrota sufrida bajo el ejército musulmán, al mando de Tarik, en el 711 en la batalla del río Guadalete.


La derrota del ejército visigodo trae consigo la implantación en la península ibérica del imperio árabe, que abriría un periodo de ocho siglos de permanencia en ésta.

Andalucía se convierte en el centro de poder del mundo musulmán en un territorio peninsular denominado Al Andalus y que abarcaba prácticamente la totalidad del territorio, a excepción de algunos territorios del norte donde se encontraba el reducto visigodo.

La organización del imperio árabe,  sólo concede a Al Andalus la categoría de provincia, gobernada por un Walí. La propia evolución del imperio árabe,  tiene como consecuencia posterior la instauración de un emirato independiente en Al Andalus, con Abderramán I, que evolucionaría hasta la creación del Califato de Córdoba con Abderramán III,  instaurado en el año 929 y que sobreviviría hasta el año 1031, período que se convierte en la época de máximo esplendor andalusí, con un amplio desarrollo tanto social, como económico y especialmente, cultural.

La desmembración del Califato, tiene como consecuencia la instauración de los denominados “Reinos de Taifas”, pequeños reinos que, al no ser autosuficientes para  organizar su defensa contra los reinos cristianos del norte,  se alían con los pueblos bereberes del norte de África ( almorávides y almohades)


La batalla de las Navas de Tolosa, (Jaén-1212) marca el principio del fin de la dominación musulmana en la península a manos de los reinos cristianos, al abrir la conquista por el Valle del Guadalquivir y que culmina con la derrota del reino nazarí de Granada en el año 1492.

Los restos musulmanes presentes en Andalucía han dejado una muestra espléndida del desarrollo cultural vivido durante cerca de ocho siglos. La Alhambra y el Generalife en Granada, la Mezquita en Córdoba, la Giralda o la Torre del Oro en Sevilla, sólo ponen de manifiesto la complejidad de los conocimientos poseídos por el mundo árabe en prácticamente todos los campos científicos.


La  Baja Edad Media en Andalucía está marcada por un proceso conquistador de los reinos cristianos que hacen desaparecer, prácticamente, la cultura musulmana de las tierras andaluzas.

La expulsión de los moriscos, trajo consigo la implantación del régimen de repoblación, practicada mediante la implantación de órdenes religiosas y nobles cristianos. Las consecuencias para Andalucía fueron nefastas, se produjo un proceso de ruralización de la economía, una alteración del sistema de clases sociales y un oscuro proceso de alienación de la cultura alcanzada en el período anterior.

Culturalmente, Andalucía experimenta el mayor retroceso de su historia. Prueba de ello es la escasez de manifestaciones artísticas, sólo salvada con la edificación de algunos edificios góticos como la Catedral de Sevilla, construida, en palabras de sus  promotores como “una Catedral que haga pensar a las generaciones que hayan de venir, que estábamos locos”.


El oscurantismo de la etapa anterior, se dulcifica con el descubrimiento de América (1492) ya que Andalucía se convierte en el punto de partida de los viajes al Nuevo Mundo y en el centro comercial con el mismo, a través del puerto de Sevilla,  por el río Guadalquivir, hasta el siglo XVIII. Florece el comercio tanto de entrada como de salida de productos y prácticamente toda la vertiente occidental de Andalucía se beneficia de sus efectos.

1.8. PERÍODO DE LOS AUSTRIAS

Sin embargo, socialmente, durante casi siglo y medio se suceden los conflictos.
Entre los años 1499 a  1502 se producen las  sublevaciones de las Alpujarras, Albaicín y Serranía de Ronda al no cumplir la Corona Castellana las Capitulaciones de Santa Fe. Los musulmanes residentes en Andalucía debieron optar por convertirse al cristianismo, pasando a denominarse “moriscos”.

Posteriormente, entre los años 1567 a 1572 se suceden las rebeliones en Granada, Málaga y Almería como respuesta al edicto promulgado en 1567 por Felipe II. Ante la situación generada, el 24 de diciembre los andaluces granadinos se sublevan y eligen como rey a Hernando de Córdoba y Válor que decide recuperar su nombre musulmán: Aben Humeya. En 1569, Juan de Austria dirige una feroz represión que ocasiona miles de muertos y cientos de miles de desplazados a otras zonas de Andalucía, resto de la Península y norte de África.

El período comprendido entre los años 1609 a 1614,  producen nuevas deportaciones y expulsiones en masa ( expulsión de los moriscos) decretadas por Felipe III y llevadas a la práctica por el Duque de Lerma y por Rodrigo Calderón. 

Para concluir esta etapa, entre los años 1640- 1652, la crisis económica provocada por la política imperialista  de los Austrias provoca tendencias nacionalistas en la periferia de la Península, proceso al que no fue extraño Andalucía. En este plazo Portugal se independiza del centralismo castellano, se sofocan militarmente los levantamientos catalán y vasco. En Andalucía, la conspiración dirigida por el duque de Medina Sidonia, el marqués de Ayamonte y Tair Al-Hor, pretendió convertir a Andalucía en un Estado independiente. Este intento concluye con la victoria de las tropas españolas, al mando del conde-duque Olivares, al servicio del monarca Felipe IV.

Culturalmente,  se está produciendo lo que se ha dado en denominar “Siglo de Oro”.  Artísticamente, se suceden los estilos Renacentistas, Manieristas y Barrroco.

Los andaluces más relevantes de este periodo, en el mundo de las letras y  por citar algunos, son Antonio de Nebrija, que realiza la primera gramática española, Luis de Góngora escritor culteranista, Fray Luis de Granada o Mateo Alemán. En el campo de la escultura, destacan sobre todo Martínez Montañés, Alonso Cano y Pedro de Mena, alguna de sus obras sigue procesionando en algunas Semanas Santas de nuestra Comunidad. En pintura, se suceden los genios andaluces: Zurbarán, Murillo o Velásquez son sólo uno de sus ejemplos.

En el campo arquitectónico,  sobresalen la Catedral de Granada, el Ayuntamiento de Sevilla o la Catedral de Jaén.


Tras la Guerra de Sucesión, se produce la pérdida de Gibraltar en el año 1704.Felipe V inaugura el reinado de la familia borbónica en España, aunque en Andalucía se implanta una etapa que no se caracteriza por las sublevaciones.

Andalucía seguirá siendo objeto de repoblaciones. Surgen los bandoleros y el contrabando, debido a las dificultades económicas. El movimiento romántico europeo verá en Andalucía,  por primera vez, la concreción de un territorio exótico, difundiéndose por toda Europa una serie de tópicos, que aún en la actualidad están presentes en una gran parte de la población.

Culturalmente, este periodo no alcanzó la grandiosidad del período de los Austrias. Destacan, no obstante, López de Ayala o José Cadalso. El flamenco, que había surgido en el periodo anterior entre los gitanos de la Baja Andalucía, se desarrolla,  naciendo en el cante popular, las seguidillas y las bulerías.


El comienzo del S. XIX está marcado por la Guerra de la Independencia española. En Andalucía se produce la primera derrota del ejército napoleónico (Batalla de Bailén ), y mientras está ocupada en su integridad por las tropas francesas, en Cádiz se aprueba la primera Constitución española en el año 1812 (conocida popularmente con el nombre de “La Pepa” por haberse aprobado el  día 19 de marzo) . Tras acabar la guerra, el Rey Fernando VII, se opuso a la aplicación de la misma, de modo que reinstauró el sistema absolutista en el Estado.

Los intentos de obligar al Monarca a acatar la Constitución son el origen de los pronunciamientos de la época. Entre ellos, el pronunciamiento de 1820 tiene lugar en las Cabezas de San Juan consigue hacer que Fernando VII acate la Constitución.

Bajo el reinado de Isabel II (1833 a 1868), se consolida en Andalucía el régimen agrario que arrastraría nuestra Comunidad durante todo el Siglo XX, que provocan sublevaciones entre el campesinado pobre, dedicado a tareas jornaleras como la de 1857 en El Arahal o la de Loja en 1861. Este régimen está caracterizado por ser un régimen latifundista, con grandes propiedades explotadas de forma intensiva y con escasa productividad. Socialmente se acrecienta una división social entre los jornaleros de un lado, y los propietarios por otro.

Fracasa al mismo tiempo en nuestra tierra, estrepitosamente se podría decir,  el fenómeno que está invadiendo toda Europa: la revolución industrial, de la que Andalucía apenas se hace eco, ya que en España los polos industriales se focalizaron en la cornisa cantábrica, aun cuando no faltaron intentos de explotación minera en nuestra Comunidad o de ubicación de industrias, no tuvieron relevancia alguna en el conjunto nacional.

Posteriormente, en el año 1868, se produce una nueva sublevación militar, cuyo origen estuvo en Cádiz, que trae consigo el denominado “Sexenio revolucionario”. Tras esa sublevación se produciría la proclamación de los cantones independientes, entre otras ciudades, en Sevilla, Málaga o Granada, intento separatista que aunque fracasó supuso el principio de la búsqueda, por las masas campesinas, de soluciones diferentes a las planteadas por las clases burguesas.

De ese intento surge en Andalucía la implantación del anarquismo, cuyo máximo exponente radical tendría su  encarnación en la organización denominada “Mano Negra”, que es protagonista, ya bajo el reinado de Alfonso XII, de actos terroristas e intentos revolucionarios.

Bajo el reinado de este monarca, se acentúan en Andalucía las diferencias sociales, nacidas del reparto desigualitario de la tierra y de la crisis provocada por la nula implantación de medios alternativos de supervivencia.

Ideológicamente, será también en Andalucía, donde nazca el socialismo español, a finales del Siglo XIX.


Andalucía retoma a principios de este siglo la idea nacionalista; con el denominado “padre de la patria andaluza”, el malagueño, nacido en Casares, Blas Infante  (1885-1936).

Con la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera., los cambios sociales previstos en el ideario andalucista quedaron relegados de la realidad, de modo que vuelven a producirse los intentos revolucionarios, con los partidos de extrema izquierda sumidos en la clandestinidad.

En la Segunda República,  la aprobación de la Constitución de 1931 trae consigo nuevas esperanzas de renovación que quedan truncadas con la sangrienta represión gubernativa llevada a cabo en Casas Viejas,  Cádiz, en el año 1933.

Posteriormente, la Guerra Civil (1936 a 1939) divide Andalucía en dos bandos, como al resto del territorio español, la Oriental se alía al bando de los sublevados militares, y la occidental (con la excepción marcada de Granada), permanece fiel a la República.

Durante el régimen franquista, Andalucía no experimentará mejorías sociales ni económicas. La llegada, en los años 60, del desarrollo industrial en zonas determinadas del territorio español (Madrid o Cataluña), o europeo (Francia; Alemania) provoca una sangría de emigrantes andaluces, que marca buena parte de la historia reciente de nuestra Comunidad.

La llegada del régimen democrático, la aprobación de la Constitución española de 1978, la aprobación del Estatuto de Autonomía, que estudiaremos a continuación, y sobre todo, la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, dan paso a un periodo de progreso económico que hace que hoy, las estructuras sociales y económicas  no se desmarquen del resto de las señaladas en cualquier otro territorio español.

1.12. RESUMEN: ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS MÁS RELEVANTES

A modo de resumen, debido a la amplitud del contenido del apartado, incluimos una relación de los acontecimientos que marcaron, de algún modo, la evolución andaluza, resaltando en negrita aquellos que consideramos de mayor interés.

Se incluyen episodios relacionados con la historia mundial, para posibilitar una referencia  histórica al alumno, así como un elemento comparativo entre ambas evoluciones.

viernes, 5 de agosto de 2016

La Comunidad Autónoma de Andalucía: Antecedentes histórico-culturales

1. ANTECEDENTES HISTÓRICO-CULTURALES DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE ANDALUCÍA

Políticamente, Andalucía está compuesta por ocho provincias: Almería, Granada, Jaén, Málaga, Córdoba. Sevilla, Cádiz y Huelva.

1.1.PREHISTORIA - TARTESSOS

Las ciencias auxiliares de la historia, establece  que los primeros poblamientos de los que podemos tener conocimiento en el territorio andaluz, datan del Paleolítico, en concreto el denominado “Hombre de Orce”, pudiendo afirmar que perteneció al grupo de homínidos que accedió desde África al territorio que hoy conocemos con el nombre de Europa.

De esta etapa del desarrollo humano datan las pinturas de La Pileta (Ronda) y Nerja (Málaga).

Durante el Neolítico, aproximadamente en el año 10.000 a.C.las condiciones climáticas favorecieron el asentamiento humano, con la aparición de la agricultura. De este periodo son los restos encontrados en  la Carigüela de Piñar (Granada) o en la provincia de Córdoba, concretamente en la Cueva de los Murciélagos de  Zueros.

Posteriormente, en la denominada Edad de los Metales, que se estructura en Edad del Cobre (3.000 a.C.) y en Edad del Bronce ( 2.000 a. C), se desarrollan en Andalucía importantes culturas prehistóricas como  la del Vaso Campaniforme, desarrollada en torno al Valle del Guadalquivir o la de los  sepulcros cupuliformes de los Millares en Almería, Cueva de la Pastora (Sevilla), Cueva de la Menga (Málaga), que ponen de manifiesto la existencia de una organización social, o la extraordinaria cultura del Argar (Almería) en la que los poblados se estructuran por medio de trazados no circulares y en la que se detectan signos de especialización económica.

La necesidad de encontrar metales, trae a las costas andaluzas, aproximadamente en el año 1000 a. C. a los pueblos fenicios y griegos. La integración de éstos con los pobladores andaluces, da lugar al nacimiento de la cultura tartésica, como organismo socio-político que aglutinó en forma de Estado antiguo a  las formaciones humanas de Andalucía.

En su organización política, adopta  forma de Monarquía (alguno de sus monarcas fueron Gárgoris, Habis y Argantonio) y económicamente alcanza  una gran proyección económica en todo el Mediterráneo.

A la civilización tartésica pertenecen los  yacimientos arqueológicos de Mesa de Asta (Jerez), los del Cerro del Carambolo (Sevilla) y  Cabezo de la Joya (Huelva).
De la evolución en su tratamiento del metal,  deja constancia la perfección  que pone de manifiesto el Tesoro del Carambolo.

El declive de la civilización tartésica  se inicia con la victoria definitiva en la Batalla de Alalia (535 a..C.), de la alianza púnica-etrusca sobre el poderío focense, y que convertirá a Cartago en dueño absoluto del Mediterráneo Occidental, estrecho y parte del Atlántico.


Tras la destrucción dela civilización tartéssica por los cartagineses,  se inicia el período conocido como “cultura ibérica”, herederos de los antiguos tartessos en cuanto se refiere a la utilización del hierro, agricultura y ganadería. Como aquellos, estaban organizados bajo la forma política de la  monarquía.

Entre estos pueblos destacan los Turdetanos, (valle del medio y bajo Guadalquivir), los Bastetanos ( Granada y Málaga), Oretanos ( Jaén y Córdoba), Celtas (Huelva), Libio-fenicios (Cádiz y Málaga) y Bástulos (Almería).


Cartagineses y romanos mantuvieron una rivalidad  durante decenios por hacerse con el dominio del área mediterránea

Durante el Siglo III a. C  (aproximadamente en el  241 a.C.) los cartagineses pierden el control sobre sus principales posiciones en el Mediterráneo. Ello condiciona la aparición de revueltas entre los pueblos íberos, que son sofocados, aunque no de forma definitiva,. en el 237 a.C.  por Almicar Barca que realiza su desembarco en Cádiz.
Tras numerosas ofensivas, Roma derrota al pueblo cartaginés en las batallas de Baecula (Bailén), Aurgi (Jaén) e Ilipa (Alcalá del Río), bajo el mando de Escipión, fundador de Itálica (Santiponce), como primera colonia romana en España.

Con la llegada de la cultura romana a Andalucía, ésta se integró como provincia del Imperio. Augusto reordena la organización administrativa del mismo, convirtiéndose, Andalucía, en la provincia de la Bética, con capital en Córdoba, organizándose el territorio en cuatro “conventos jurídicos”.

La integración andaluza en el mundo romano se plasma en la asunción de las formas de vida romanas por parte de los habitantes de la Bética, prueba de ello es  la existencia de emperadores romanos como Trajano o Adriano, ambos nacidos en ella, y en el desarrollo social y económico que alcanza nuestro territorio en esa época. Especial trascendencia tienen la red de comunicaciones, la explotación agrícola y la cultura.

A partir del  S. V  los pueblos germánicos  invaden la península Ibérica, llevando a cabo un reparto de territorio. Los vándalos silingos ocupan la Bética, de la que serán expulsados por los visigodos, como aliados del Imperio romano.

Tras la instauración del dominio bizantino, éstos son expulsados por el rey Suintila en el año 625, que implanta el dominio visigodo hasta la derrota sufrida bajo el ejército musulmán, al mando de Tarik, en el 711 en la batalla del río Guadalete.


La derrota del ejército visigodo trae consigo la implantación en la península ibérica del imperio árabe, que abriría un periodo de ocho siglos de permanencia en ésta.

Andalucía se convierte en el centro de poder del mundo musulmán en un territorio peninsular denominado Al Andalus y que abarcaba prácticamente la totalidad del territorio, a excepción de algunos territorios del norte donde se encontraba el reducto visigodo.

La organización del imperio árabe,  sólo concede a Al Andalus la categoría de provincia, gobernada por un Walí. La propia evolución del imperio árabe,  tiene como consecuencia posterior la instauración de un emirato independiente en Al Andalus, con Abderramán I, que evolucionaría hasta la creación del Califato de Córdoba con Abderramán III,  instaurado en el año 929 y que sobreviviría hasta el año 1031, período que se convierte en la época de máximo esplendor andalusí, con un amplio desarrollo tanto social, como económico y especialmente, cultural.

La desmembración del Califato, tiene como consecuencia la instauración de los denominados “Reinos de Taifas”, pequeños reinos que, al no ser autosuficientes para  organizar su defensa contra los reinos cristianos del norte,  se alían con los pueblos bereberes del norte de África ( almorávides y almohades)


La batalla de las Navas de Tolosa, (Jaén-1212) marca el principio del fin de la dominación musulmana en la península a manos de los reinos cristianos, al abrir la conquista por el Valle del Guadalquivir y que culmina con la derrota del reino nazarí de Granada en el año 1492.

Los restos musulmanes presentes en Andalucía han dejado una muestra espléndida del desarrollo cultural vivido durante cerca de ocho siglos. La Alhambra y el Generalife en Granada, la Mezquita en Córdoba, la Giralda o la Torre del Oro en Sevilla, sólo ponen de manifiesto la complejidad de los conocimientos poseídos por el mundo árabe en prácticamente todos los campos científicos.


La  Baja Edad Media en Andalucía está marcada por un proceso conquistador de los reinos cristianos que hacen desaparecer, prácticamente, la cultura musulmana de las tierras andaluzas.

La expulsión de los moriscos, trajo consigo la implantación del régimen de repoblación, practicada mediante la implantación de órdenes religiosas y nobles cristianos. Las consecuencias para Andalucía fueron nefastas, se produjo un proceso de ruralización de la economía, una alteración del sistema de clases sociales y un oscuro proceso de alienación de la cultura alcanzada en el período anterior.

Culturalmente, Andalucía experimenta el mayor retroceso de su historia. Prueba de ello es la escasez de manifestaciones artísticas, sólo salvada con la edificación de algunos edificios góticos como la Catedral de Sevilla, construida, en palabras de sus  promotores como “una Catedral que haga pensar a las generaciones que hayan de venir, que estábamos locos”.


El oscurantismo de la etapa anterior, se dulcifica con el descubrimiento de América (1492) ya que Andalucía se convierte en el punto de partida de los viajes al Nuevo Mundo y en el centro comercial con el mismo, a través del puerto de Sevilla,  por el río Guadalquivir, hasta el siglo XVIII. Florece el comercio tanto de entrada como de salida de productos y prácticamente toda la vertiente occidental de Andalucía se beneficia de sus efectos.

1.8. PERÍODO DE LOS AUSTRIAS

Sin embargo, socialmente, durante casi siglo y medio se suceden los conflictos.
Entre los años 1499 a  1502 se producen las  sublevaciones de las Alpujarras, Albaicín y Serranía de Ronda al no cumplir la Corona Castellana las Capitulaciones de Santa Fe. Los musulmanes residentes en Andalucía debieron optar por convertirse al cristianismo, pasando a denominarse “moriscos”.

Posteriormente, entre los años 1567 a 1572 se suceden las rebeliones en Granada, Málaga y Almería como respuesta al edicto promulgado en 1567 por Felipe II. Ante la situación generada, el 24 de diciembre los andaluces granadinos se sublevan y eligen como rey a Hernando de Córdoba y Válor que decide recuperar su nombre musulmán: Aben Humeya. En 1569, Juan de Austria dirige una feroz represión que ocasiona miles de muertos y cientos de miles de desplazados a otras zonas de Andalucía, resto de la Península y norte de África.

El período comprendido entre los años 1609 a 1614,  producen nuevas deportaciones y expulsiones en masa ( expulsión de los moriscos) decretadas por Felipe III y llevadas a la práctica por el Duque de Lerma y por Rodrigo Calderón. 

Para concluir esta etapa, entre los años 1640- 1652, la crisis económica provocada por la política imperialista  de los Austrias provoca tendencias nacionalistas en la periferia de la Península, proceso al que no fue extraño Andalucía. En este plazo Portugal se independiza del centralismo castellano, se sofocan militarmente los levantamientos catalán y vasco. En Andalucía, la conspiración dirigida por el duque de Medina Sidonia, el marqués de Ayamonte y Tair Al-Hor, pretendió convertir a Andalucía en un Estado independiente. Este intento concluye con la victoria de las tropas españolas, al mando del conde-duque Olivares, al servicio del monarca Felipe IV.

Culturalmente,  se está produciendo lo que se ha dado en denominar “Siglo de Oro”.  Artísticamente, se suceden los estilos Renacentistas, Manieristas y Barrroco.

Los andaluces más relevantes de este periodo, en el mundo de las letras y  por citar algunos, son Antonio de Nebrija, que realiza la primera gramática española, Luis de Góngora escritor culteranista, Fray Luis de Granada o Mateo Alemán. En el campo de la escultura, destacan sobre todo Martínez Montañés, Alonso Cano y Pedro de Mena, alguna de sus obras sigue procesionando en algunas Semanas Santas de nuestra Comunidad. En pintura, se suceden los genios andaluces: Zurbarán, Murillo o Velásquez son sólo uno de sus ejemplos.

En el campo arquitectónico,  sobresalen la Catedral de Granada, el Ayuntamiento de Sevilla o la Catedral de Jaén.


Tras la Guerra de Sucesión, se produce la pérdida de Gibraltar en el año 1704.Felipe V inaugura el reinado de la familia borbónica en España, aunque en Andalucía se implanta una etapa que no se caracteriza por las sublevaciones.

Andalucía seguirá siendo objeto de repoblaciones. Surgen los bandoleros y el contrabando, debido a las dificultades económicas. El movimiento romántico europeo verá en Andalucía,  por primera vez, la concreción de un territorio exótico, difundiéndose por toda Europa una serie de tópicos, que aún en la actualidad están presentes en una gran parte de la población.

Culturalmente, este periodo no alcanzó la grandiosidad del período de los Austrias. Destacan, no obstante, López de Ayala o José Cadalso. El flamenco, que había surgido en el periodo anterior entre los gitanos de la Baja Andalucía, se desarrolla,  naciendo en el cante popular, las seguidillas y las bulerías.


El comienzo del S. XIX está marcado por la Guerra de la Independencia española. En Andalucía se produce la primera derrota del ejército napoleónico (Batalla de Bailén ), y mientras está ocupada en su integridad por las tropas francesas, en Cádiz se aprueba la primera Constitución española en el año 1812 (conocida popularmente con el nombre de “La Pepa” por haberse aprobado el  día 19 de marzo) . Tras acabar la guerra, el Rey Fernando VII, se opuso a la aplicación de la misma, de modo que reinstauró el sistema absolutista en el Estado.

Los intentos de obligar al Monarca a acatar la Constitución son el origen de los pronunciamientos de la época. Entre ellos, el pronunciamiento de 1820 tiene lugar en las Cabezas de San Juan consigue hacer que Fernando VII acate la Constitución.

Bajo el reinado de Isabel II (1833 a 1868), se consolida en Andalucía el régimen agrario que arrastraría nuestra Comunidad durante todo el Siglo XX, que provocan sublevaciones entre el campesinado pobre, dedicado a tareas jornaleras como la de 1857 en El Arahal o la de Loja en 1861. Este régimen está caracterizado por ser un régimen latifundista, con grandes propiedades explotadas de forma intensiva y con escasa productividad. Socialmente se acrecienta una división social entre los jornaleros de un lado, y los propietarios por otro.

Fracasa al mismo tiempo en nuestra tierra, estrepitosamente se podría decir,  el fenómeno que está invadiendo toda Europa: la revolución industrial, de la que Andalucía apenas se hace eco, ya que en España los polos industriales se focalizaron en la cornisa cantábrica, aun cuando no faltaron intentos de explotación minera en nuestra Comunidad o de ubicación de industrias, no tuvieron relevancia alguna en el conjunto nacional.

Posteriormente, en el año 1868, se produce una nueva sublevación militar, cuyo origen estuvo en Cádiz, que trae consigo el denominado “Sexenio revolucionario”. Tras esa sublevación se produciría la proclamación de los cantones independientes, entre otras ciudades, en Sevilla, Málaga o Granada, intento separatista que aunque fracasó supuso el principio de la búsqueda, por las masas campesinas, de soluciones diferentes a las planteadas por las clases burguesas.

De ese intento surge en Andalucía la implantación del anarquismo, cuyo máximo exponente radical tendría su  encarnación en la organización denominada “Mano Negra”, que es protagonista, ya bajo el reinado de Alfonso XII, de actos terroristas e intentos revolucionarios.

Bajo el reinado de este monarca, se acentúan en Andalucía las diferencias sociales, nacidas del reparto desigualitario de la tierra y de la crisis provocada por la nula implantación de medios alternativos de supervivencia.

Ideológicamente, será también en Andalucía, donde nazca el socialismo español, a finales del Siglo XIX.


Andalucía retoma a principios de este siglo la idea nacionalista; con el denominado “padre de la patria andaluza”, el malagueño, nacido en Casares, Blas Infante  (1885-1936).

Con la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera., los cambios sociales previstos en el ideario andalucista quedaron relegados de la realidad, de modo que vuelven a producirse los intentos revolucionarios, con los partidos de extrema izquierda sumidos en la clandestinidad.

En la Segunda República,  la aprobación de la Constitución de 1931 trae consigo nuevas esperanzas de renovación que quedan truncadas con la sangrienta represión gubernativa llevada a cabo en Casas Viejas,  Cádiz, en el año 1933.

Posteriormente, la Guerra Civil (1936 a 1939) divide Andalucía en dos bandos, como al resto del territorio español, la Oriental se alía al bando de los sublevados militares, y la occidental (con la excepción marcada de Granada), permanece fiel a la República.

Durante el régimen franquista, Andalucía no experimentará mejorías sociales ni económicas. La llegada, en los años 60, del desarrollo industrial en zonas determinadas del territorio español (Madrid o Cataluña), o europeo (Francia; Alemania) provoca una sangría de emigrantes andaluces, que marca buena parte de la historia reciente de nuestra Comunidad.

La llegada del régimen democrático, la aprobación de la Constitución española de 1978, la aprobación del Estatuto de Autonomía, que estudiaremos a continuación, y sobre todo, la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, dan paso a un periodo de progreso económico que hace que hoy, las estructuras sociales y económicas  no se desmarquen del resto de las señaladas en cualquier otro territorio español.

1.12. RESUMEN: ACONTECIMIENTOS HISTÓRICOS MÁS RELEVANTES

A modo de resumen, debido a la amplitud del contenido del apartado, incluimos una relación de los acontecimientos que marcaron, de algún modo, la evolución andaluza, resaltando en negrita aquellos que consideramos de mayor interés.

Se incluyen episodios relacionados con la historia mundial, para posibilitar una referencia  histórica al alumno, así como un elemento comparativo entre ambas evoluciones.